domingo, 22 de agosto de 2010

enfermeda cardiaca en adolescentes


Las enfermedades del corazón no son una de las principales causas de muerte en niños y adolescentes, pero son la primera causa de muerte en los adultos en los Estados Unidos. Es más, cada 37 segundos muere alguien en los Estados Unidos de algún tipo de enfermedad cardiovascular.

Gracias a muchos estudios y miles de pacientes, los investigadores han descubierto ciertos factores que desempeñan un papel importante en las probabilidades de padecer una enfermedad del corazón. Éstos se denominan factores de riesgo. Algunos factores de riesgo pueden alterarse, tratarse o modificarse y otros no.

La mayoría de los factores de riesgo que afectan a los niños pueden controlarse en la niñez, lo cual reduce el riesgo cardiovascular más adelante. Otros factores de riesgo típicamente se transmiten de una generación a la siguiente (son hereditarios) o son el resultado de otra enfermedad o trastorno. Estos factores de riesgo típicamente pueden controlarse. Las cardiopatías congénitas (defectos cardíacos de nacimiento) no pueden alterarse, pero ahora contamos con mejores estudios y tratamientos para los niños que tienen estos tipos de problemas del corazón.

Los niños y adolescentes pueden reducir su riesgo de padecer una enfermedad del corazón alterando o controlando los factores de riesgo que pueden aumentar las posibilidades de padecer una enfermedad del corazón más adelante.

Presión arterial alta (hipertensión arterial)
Colesterol elevado
Tabaquismo
Obesidad
Inactividad física
Reiteramos, algunos de estos factores de riesgo pueden alterarse, tratarse o modificarse y otros no. Pero es importante entender que la prevención es la mejor manera de evitar un problema del corazón más adelante. Si se empieza a controlar el mayor número posible de factores de riesgo en la niñez, es posible reducir el riesgo de padecer una enfermedad del corazón en la edad adulta.

Presión arterial alta

Menos del 3 por ciento de los niños estadounidenses sufre de presión arterial alta, pero se trata de una enfermedad grave en la niñez, especialmente si no se la detecta. Conviene asegurarse de que le revisen a su hijo la presión arterial durante su chequeo anual.

¿Qué es la presión arterial alta?

El corazón bombea sangre a través de una red de arterias, venas y capilares. La sangre en movimiento empuja contra las paredes de las arterias, y esa fuerza se mide como presión arterial.

La presión arterial alta es ocasionada por un estrechamiento de unas arterias muy pequeñas denominadas «arteriolas». Las arteriolas regulan el flujo sanguíneo en el organismo. Al estrecharse (o contraerse) estas arteriolas, el corazón tiene que esforzarse más por bombear la sangre a través de un espacio más reducido, y la presión dentro de los vasos sanguíneos aumenta.

¿Cuál es la causa de la presión arterial alta en los niños?

La presión arterial alta (hipertensión) en los niños no es una cardiopatía congénita, pero puede haber un vínculo hereditario. Por ese motivo, cuando hay antecedentes familiares de hipertensión, es necesario vigilar la presión arterial de los niños con mucho cuidado.

La mayoría de los casos de presión arterial alta en los niños se debe típicamente a otra enfermedad, tal como una enfermedad del corazón o los riñones. Esto se denomina hipertensión secundaria. Con menos frecuencia, los niños tienen lo que se denomina «hipertensión primaria (o esencial)». Esto significa que se desconoce la verdadera causa de la presión arterial alta.

¿Cómo se mide la presión arterial?

El médico medirá la presión arterial de su hijo usando un aparato denominado «esfigmomanómetro».

Las lecturas de presión arterial miden las dos partes de la presión: la presión sistólica y la presión diastólica. La presión sistólica es la fuerza del flujo sanguíneo por una arteria al latir el corazón. La presión diastólica es la fuerza del flujo sanguíneo dentro de los vasos sanguíneos cuando el corazón descansa entre un latido y otro.

Una lectura de presión arterial mide tanto la fuerza sistólica como la diastólica, anotándose la sistólica en primer lugar. Las cifras indican la presión en unidades de milímetros de mercurio (mm Hg), es decir, la altura a la cual la presión dentro de las arterias podría elevar una columna de mercurio.

El médico tomará en cuenta la edad, el sexo y la estatura de su hijo para determinar las presiones arteriales sistólica y diastólica específicas para esa edad, ese sexo y esa estatura. Los médicos emplean este método porque les permite tomar en cuenta diferentes niveles de crecimiento al determinar la presión arterial. También les permite obtener la clasificación más precisa de presión arterial según el tamaño corporal del niño.

¿Cómo se trata la hipertensión en los niños?

En la mayoría de los casos, es posible controlar la hipertensión en los niños si se implementan cambios en su estilo de vida.

•Ayude a su hijo a mantener un peso corporal saludable. Los niños con sobrepeso generalmente tienen presión arterial más elevada.
•Aumente su nivel de actividad física.
•Limite su consumo de sal.
•Adviértale de los riesgos de fumar cigarrillos. La nicotina de los cigarrillos estrecha los vasos sanguíneos, dificultando aún más el paso de la sangre por ellos.
Si un plan de dieta y ejercicio no reduce la presión arterial de su hijo, podrían recetársele medicamentos.

Colesterol

Menos del 15 por ciento de los niños tienen niveles elevados de colesterol, pero los estudios han demostrado que la acumulación de placa grasa comienza en la niñez y progresa lentamente hasta la edad adulta. Este proceso patológico se denomina «aterosclerosis». Con el tiempo, la aterosclerosis causa enfermedades del corazón que son la principal causa de muerte en los Estados Unidos.

¿Qué es el colesterol?

El colesterol es una sustancia grasa (un lípido) presente en todas las células del organismo. El hígado elabora todo el colesterol que el organismo necesita para formar las membranas celulares y producir ciertas hormonas. Cuando comemos alimentos de origen animal, tal como carne, huevos y productos lácteos, introducimos colesterol adicional en el organismo.

Aunque a menudo atribuimos la elevación del colesterol en sangre al colesterol que contienen los alimentos que comemos, el causante principal de este aumento es la grasa saturada que éstos contienen. La materia grasa de los lácteos, la grasa de la carne roja y los aceites tropicales tales como el aceite de coco son algunos alimentos ricos en grasa saturada.

La sangre lleva el colesterol a las células en partículas transportadoras especiales denominadas «lipoproteínas». Dos de las lipoproteínas más importantes son la lipoproteína de baja densidad (LDL) y la lipoproteína de alta densidad (HDL). Los médicos evalúan la relación entre el LDL, el HDL y unas grasas denominadas «triglicéridos», y la relación entre éstos y el colesterol total.

Lipoproteína de baja densidad

Las partículas de LDL transportan el colesterol a las células. El colesterol LDL a menudo se denomina «colesterol malo» porque se cree que los niveles elevados de esta sustancia causan enfermedades del corazón y de los vasos sanguíneos. Un exceso de LDL en la sangre da lugar a una acumulación de placa grasa en las paredes de las arterias, la cual inicia el proceso de la enfermedad aterosclerótica. Cuando se acumula placa en las arterias coronarias que riegan el corazón, aumenta el riesgo de sufrir un ataque cardíaco.

Los niveles de LDL pueden ser elevados en personas cuya alimentación tiene un alto contenido de grasa saturada, colesterol o ambas cosas. A veces un funcionamiento deficiente de la glándula tiroidea (lo que se denomina «hipotiroidismo») también puede elevar los niveles de LDL.

Lipoproteína de alta densidad

Las partículas de HDL transportan el colesterol de las células nuevamente al hígado, donde puede ser eliminado del organismo. El colesterol HDL se denomina «colesterol bueno» porque se cree que los niveles elevados de esta sustancia reducen el riesgo cardiovascular. Los niveles bajos de HDL a menudo son una consecuencia de la inactividad física, la obesidad o el hábito de fumar.

Triglicéridos

Los triglicéridos son grasas que suministran energía a los músculos. Al igual que el colesterol, son transportados a las células del organismo por las lipoproteínas de la sangre. Una alimentación alta en grasas saturadas o hidratos de carbono eleva los niveles de triglicéridos. Se cree que los niveles elevados aumentan el riesgo cardiovascular, pero no todos los científicos concuerdan en que los niveles elevados de triglicéridos, independientemente de otros factores, constituyen un factor de riesgo cardiovascular.

¿Cuál es la causa del colesterol elevado en niños y adolescentes?

En algunos casos, el colesterol elevado es hereditario. Esto se denomina hipercolesterolemia familiar. Alrededor de un 1 a 2 por ciento de los niños tienen esta enfermedad y deben realizarse un control de los niveles de colesterol antes de los 5 años de edad.

Otros factores de riesgo de colesterol elevado son la obesidad, la presión arterial alta y el hábito de fumar. A menos que tengan alguno de estos factores de riesgo, la mayoría de los niños y adolescentes no necesitan realizarse un control de los niveles de colesterol hasta los 20 años de edad.

¿Cómo se previene o trata el colesterol elevado?

Para reducir el riesgo de que se acumule placa grasa en las arterias, su hijo debe:

•Hacer ejercicio con regularidad. Anímelo a hacer ejercicio durante 30 a 60 minutos casi todos los días.
•Comer alimentos de bajo contenido de colesterol y grasa. Su hijo debe comer más panes, pastas, cereales y fruta y verdura fresca. (Observación: No debe limitar el consumo de grasa del niño si tiene menos de dos años de edad. Los bebés necesitan grasa para su crecimiento y desarrollo. Después de los dos años de edad, los niños deben comenzar a consumir menos calorías grasas.)
•Conocer los riesgos de fumar cigarrillos.
•Aprender a controlar el peso corporal, la diabetes o la presión arterial alta, si tiene estos problemas de salud.
Los niños diagnosticados con colesterol elevado deben al menos seguir un plan especial de dieta y ejercicio. Si con un año de tratamiento con dieta y ejercicio no se reduce el colesterol, podrían recetársele medicamentos reductores del colesterol. Los niños con colesterol elevado y otros factores de riesgo cardiovascular también pueden necesitar estos medicamentos.

Tabaquismo

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de los Estados Unidos (CDC), alrededor de 3 millones de adolescentes fuman y alrededor de 4.000 adolescentes adquieren el hábito todos los días. Es más, la mayoría de la gente que fuma adquiere el hábito antes de terminar la escuela secundaria. Esto significa que si los niños pueden evitar el cigarrillo en la escuela, probablemente nunca adquieran el hábito de fumar.

Más de 90.000 personas mueren cada año de enfermedades del corazón causadas por el cigarrillo. Entre la gente joven que de lo contrario tendría un riesgo cardiovascular muy bajo, el hábito de fumar cigarrillos puede causar tanto como el 75 por ciento de los casos de enfermedad cardiovascular. Y cuanto más tiempo fume una persona, mayor es el riesgo cardiovascular.

¿Cómo afecta el cigarrillo al corazón?

Aunque es más conocido como un factor que aumenta el riesgo de cáncer de pulmón, el hábito de fumar cigarrillos y tabaco también puede aumentar el riesgo de enfermedad cardiovascular y de enfermedad vascular periférica (enfermedad de los vasos sanguíneos que aportan sangre a los brazos y las piernas).

Según el Surgeon General (director de Servicios de Salud Pública) de los Estados Unidos, la mayoría de los adolescentes que fuman son adictos a la nicotina de los cigarrillos. La nicotina estrecha los vasos sanguíneos y aumenta el esfuerzo del corazón. Aun cuando los adolescentes desean dejar de fumar, la adicción a la nicotina les dificulta mucho la tarea. Además, presentan los mismos síntomas de abstinencia que los adultos.

Aunque la nicotina es el agente activo principal del humo del tabaco, otros compuestos y sustancias químicas, tales como el alquitrán y el monóxido de carbono, también son perjudiciales para el corazón. Los estudios han demostrado que fumar acelera la frecuencia cardíaca, estrecha las principales arterias y puede provocar irregularidades en la frecuencia de los latidos del corazón, todo lo cual aumenta el esfuerzo del corazón. Las sustancias químicas en el humo del cigarrillo y el tabaco contribuyen a la acumulación de placa grasa en las arterias, posiblemente porque lesionan las paredes de los vasos sanguíneos. Estas sustancias químicas también afectan al colesterol y a los niveles de fibrinógeno (un coagulante sanguíneo). Esto aumenta el riesgo de que se forme un coágulo sanguíneo que pueda provocar un ataque al corazón.

¿Cómo puedo convencer a mi hijo de que no fume?

•Hable con su hijo sobre los malos efectos del cigarrillo, tales como los dientes amarillentos, el mal aliento, el olor de cigarrillo en la ropa y la falta de aliento. Si a su hijo le gustan los deportes, explíquele que el cigarrillo puede dañar los pulmones y reducir el suministro de oxígeno que los músculos necesitan para trabajar bien.
•Hable francamente con su hijo sobre los riesgos del cigarrillo.
•Elogie a los adolescentes que no fuman. Según los resultados de una encuesta de los CDC, son más los jóvenes que no fuman que los que fuman. La mayoría de los adolescentes encuestados dijeron que opinaban que fumar no era atractivo y que no saldrían con alguien que fuma.
•Sea un ejemplo para su hijo. Si fuma, abandone el hábito. Y no permita que otros fumen en su hogar.
¿Cómo puedo ayudar a mi hijo a dejar de fumar?

•Aconséjele cómo dejar el cigarrillo, pero muéstrese dispuesto a ayudarlo y apoyarlo.
•Ayúdelo a entender las razones por las cuales debe dejar de fumar, tal como prolongar la vida, reducir las probabilidades de padecer un ataque cardíaco, un ataque cerebral o cáncer, y tener más dinero disponible para gastar en otras cosas en lugar de cigarrillos.
•Si usted fuma, comprométase a dejar el cigarrillo junto con su hijo. Alrededor de la mitad de los fumadores adolescentes tienen padres que fuman.
•Lleve a su hijo al médico para que lo aconseje cómo dejar de fumar.
El hábito de fumar es la causa de muerte más evitable. Si el índice de tabaquismo entre los adolescentes no disminuye, 5 millones de ellos morirán en la edad adulta de enfermedades causadas por el cigarrillo.

domingo, 15 de agosto de 2010


La obesidad y el sobrepeso. Epidemia mundial Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la obesidad y el sobrepeso han alcanzado caracteres de epidemia a nivel mundial. Más de mil millones de personas adultas tienen sobrepeso y, de ellas, al menos 300 millones son obesas.
La preocupación por la prevalencia que la obesidad está adquiriendo a nivel mundial se debe a su asociación con las principales enfermedades crónicas de nuestro tiempo, como las enfermedades cardiovasculares, diabetes mellitus tipo 2, hipertensión arterial y ciertos tipos de cáncer. A mayor obesidad, mayores cifras de morbilidad y mortalidad por estas enfermedades.


En el mundo mueren 57 millones de personas al año. Según el Informe sobre la salud en el mundo, 2002 1 el aumento de las enfermedades crónicas es el responsable de las dos terceras partes de estas muertes y del 46% de la morbilidad global. Estos porcentajes van en aumento, por lo que si no invertimos esta tendencia, en el año 2020 las enfermedades no transmisibles serán la causa del 73% de las defunciones y del 60% de la carga mundial de enfermedad.

La obesidad y los adolescentes


De los diez factores de riesgo identificados por la OMS como claves para el desarrollo de las enfermedades crónicas, cinco están estrechamente relacionados con la alimentación y el ejercicio físico. Además de la ya mencionada obesidad, se citan el sedentarismo, hipertensión arterial, hipercolesterolemia y consumo insuficiente de frutas y verduras.

Como puede verse, la alimentación poco saludable y no practicar actividad física con regularidad son las principales causas de las enfermedades crónicas más importantes, y ambas son susceptibles de modificarse. En los adultos, la obesidad está asociada también a otras patologías, como las enfermedades respiratorias y la artrosis. Pero es en los niños y adolescentes donde el problema se hace más grave ya que, de no tomar medidas a tiempo sobre sus hábitos, hay una alta probabilidad de que el niño obeso se convierta en un adulto obeso. En la población más joven las enfermedades asociadas a la obesidad incluyen la hipertensión arterial, hiperinsulinemia, dislipemia, diabetes mellitus tipo 2, agravamiento de enfermedades respiratorias como el asma, así como problemas psicosociales.

Todas las enfermedades descritas anteriormente acortan la vida. La obesidad puede llegar a reducir la esperanza de vida de una persona hasta en diez años. Además, suponen una elevada carga económica para los sistemas de salud. Por ejemplo, en nuestro país se calcula que los costes directos e indirectos asociados a la obesidad suponen un 7% del gasto sanitario total, lo que representa unos 2.500 millones de euros anuales. Por estas razones, puede afirmarse que las consecuencias de la obesidad hacen de esta enfermedad uno de los mayores retos de la salud pública para el siglo XXI.

Factores etiológicos de obesidad
La obesidad es el resultado de influencias genéticas y ambientales.

Existen mutaciones genéticas que afectan a la leptina, hormona producida por el tejido adiposo. Los estudios realizados en ratas deficientes en leptina y obesas demostraron que al administrarles esta hormona bajaban de peso; con esta base se comenzó a medir la leptina en seres humanos y se descubrió que estaba elevada, concluyéndose que los niveles tienen mucho que ver con la cantidad de tejido adiposo.

Los factores ambientales tienen que ver con la disponibilidad de alimentos, tamaño de las porciones de las comidas, composición de la dieta, estilo de vida sedentario y tiempo sentado frente al computador. Se sabe que los niños que ven televisión más de dos horas al día tienen alto riesgo de desarrollar obesidad.

Dentro del desarrollo del comportamiento alimentario, la duración de la lactancia materna es un factor protector, mientras que el exceso de control de los padres en relación a la alimentación también es un factor etiológico de obesidad.

Se han hecho estudios filmando a niños de tres años a los que primero se les servían platos con aportes energéticos acordes a la actividad que realizaban, para después aumentarles al doble la densidad energética, y se encontró que eran capaces de comer sólo la mitad del plato, lo que demuestra que el preescolar puede dejar de comer en respuesta a mecanismos de saciedad, y lo más probable es que el sobrecontrol de los padres (en el sentido de obligarlos a comerse todo, etc.) los lleve a engordar.

Los factores sicosociales tienen que ver con ausencia de comida en familia, poca estimulación cognitiva en el hogar, bajo nivel socioeconómico y obesidad materna.

En la adolescencia existen factores etiológicos de obesidad que son propios de esta etapa de la vida:

Existe una tendencia natural a la resistencia insulínica.
Los valores de insulinemia basal aumentan durante las etapas de Tanner III y IV.
La menarquia precoz aumenta dos veces el riesgo de tener un IMC mayor al p85.
Además, los adolescentes con otras conductas de riesgo, como tabaco e inicio precoz de consumo de alcohol, también tienen riesgo de desarrollar malos hábitos alimentarios y de ejercicio.
Complicaciones de la obesidad
Se sabe que los obesos sufren discriminación desde temprana edad; los niños de 10 años ya prefieren a los amigos delgados, lo que produce una baja autoestima que persiste hasta la edad adulta; tienen problemas de aprendizaje; cuando son más altos que los niños de su edad, parecen grandes e inmaduros a los ojos de sus profesores; suelen desarrollar trastornos de la conducta alimentaria: alrededor del 30% de los adolescentes obesos tienen episodios frecuentes de ingesta compulsiva.

Las complicaciones médicas descritas son:

Hipertensión arterial.
Dislipidemia, con aumento de colesterol LDL y triglicéridos y disminución de HDL.
Intolerancia a la glucosa, hiperinsulinemia, resistencia insulínica; se ha visto un aumento importante de la Diabetes Mellitus tipo 2 en la adolescencia.
Esteatosis hepática y colelitiasis, con transaminasas elevadas, hepatomegalia e hígado graso en la ecografía.
Asma, apnea obstructiva del sueño y síndrome de Pickwick.
Complicaciones ortopédicas (genu varo, desplazamiento de la cabeza femoral).
Seudo tumor cerebral, con síndrome de hipertensión endocraneana asociado a ceguera, que es una indicación de hospitalización y tratamiento agresivo de la obesidad.
Tratamiento de la obesidad en adolescentes
En 1998 aparecieron en Pediatrics las recomendaciones de un grupo de expertos para el tratamiento de la obesidad en niños, en las cuales se estableció que deben bajar de peso:

Los niños de 2 a 7 años con IMC mayor de p95 y con complicaciones.
Los niños mayores de 7 años con IMC entre p85 y p95 con complicaciones y los con IMC mayor de p95, de todos modos.
Las recomendaciones para el tratamiento de la obesidad en adolescentes pueden no ser muy exitosas, pero debe hacerse en diferentes etapas y con un equipo multidisciplinario, siendo muy importantes:

La motivación, porque se deben cambiar los hábitos alimentarios.
Educar al paciente y a la familia.
Detectar conductas alimentarias patológicas y tratarlas, promoviendo una alimentación saludable.
Promover la actividad física.
Enseñar el automonitoreo, con registros alimentarios.
El objetivo es bajar alrededor de 500 gr a 1 kg cada semana, porque ese peso no se va a volver a ganar. Se considera éxito del tratamiento a la disminución del 5 al 10% del peso inicial a los seis meses del tratamiento, lo que corrige muchas de las complicaciones médicas.

Entre las causas de falla del tratamiento están la falta de recomendaciones específicas, la falta de flexibilidad en la dieta (la misma dieta todos los días), insuficiente énfasis en la necesidad de ejercicio físico, falta de estrategias para modificar el comportamiento y la falta de una fase de mantención del peso.

Están en evaluación la cirugía bariátrica y el uso de fármacos como sibutramina y Orlistat, que no han sido aprobados para su uso en la adolescencia.


domingo, 8 de agosto de 2010

el sida




¿Qué significa la sigla SIDA?

Significa Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida.

Síndroma: Conjunto de manifestaciones (síntomas) que
caracterizan a una enfermedad.
Inmuno: Relacionado con el sistema de defensas de nuestro
cuerpo.
Deficiencia: Indica que el sistema de defensas no funciona o
funciona incorrectamente.
Adquirida: Que se adquiere. No es congénita ni hereditaria.


¿Qué causa el SIDA?

El SIDA es una enfermedad infecciosa causada por un virus
denominado Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH o HIV) o virus
del SIDA. Una enfermedad infecciosa es aquella que es causada por un
germen y que puede transmitirse de una persona a otra. Un virus es
una pequeña partícula infecciosa que sólo puede vivir como parásito
de las células del organismo, donde se multiplica. Fuera de las células
sobrevive con dificultad y durante poco tiempo.


¿Cómo actúa el HIV?

El HIV tiene la particularidad de atacar a los linfocitos que son los
directores de nuestro sistema de defensa. Inicialmente el HIV
permanece en estado latente, es decir, "dormido" dentro de los
linfocitos. En algunos casos, al cabo de un tiempo, a menudo años y
por causas aún no bien determinadas, el virus se activa, es decir, se
"despierta" y comienza a destruir los linfocitos. De esta forma, el HIV
debilita progresivamente el sistema inmune, logrando que nuestro
organismo no pueda luchar adecuadamente contra diversos gérmenes.



¿Es lo mismo estar infectado por el HIV que padecer la
enfermedad del sida?

No. El hecho de que una persona esté infectada por el HIV, es decir,
que sea portadora del virus, no quiere decir que tenga o vaya a tener
SIDA, pero sí indica que puede transmitir la infección a otras personas.



¿De qué manera se transmite el HIV?

Se puede transmitir por 3 vías:

Sanguínea: A través del intercambio de agujas y jeringas y/o
cualquier elemento punzante. Durante el embarazo y el parto y
por transfusiones de sangre no controladas.

Transmisión sexual: Las relaciones sexuales pueden transmitir el
HIV, ya sean homosexuales o heterosexuales. El paso del virus se
realiza a través de las lesiones o heridas microscópicas.

Transmisión perinatal: Una mujer portadora del HIV puede
transmitir la infección a su bebé durante el embarazo, el parto o
la lactancia. Este riesgo se puede reducir en forma sustancial si la
mujer es tratada precozmente durante su embarazo y evita darle
de mamar a su bebé.


Hay riesgo No hay riesgo
Transmisión de la madre
infectada al hijo por nacer Intercambiarse la ropa, un
apretón de manos
Recibir transfusiones de
sangre o sus derivados que
no estén controlados
Estudiar, trabajar o jugar con
infectados
Intercambiarse el cepillo de
dientes Darse la mano, besarse o
abrazarse con un infectado
Tatuajes con agujas sin
esterilizar Tener relaciones sexuales
utilizando preservativo
Intercambiarse la máquina
de afeitar Beber del mismo vaso
o botella
Tener relaciones homo o
heterosexuales sin usar
preservativo Bañarse con infectados
(duchas, piscinas)
Compartir jeringas y/o
agujas Por picaduras de insectos



¿Para qué sirve hacerse un análisis?

Para saber que, si se ha infectado, usted no debe tener
relaciones sexuales sin preservativos ni compartir agujas.
Para evitar un embarazo y, en caso de no querer hacerlo,
para no amamantar al bebé.
Para empezar a recibir ayuda médica. Existen distintas drogas
para retardar el desarrollo de la enfermedad y mejorar la calidad
de vida.


¿Cómo es la confirmación del resultado?

El análisis del SIDA puede hacerse solamente con su
consentimiento, es confidencial y debe estar confirmado.
Dado que la prueba de Elisa no es específica de la infección
por HIV, su resultado debe ser confirmado con otras pruebas.
Después de la prueba del anticuerpo del SIDA, usted recibirá
un resultado positivo o negativo. El resultado positivo sólo es
válido cuando está confirmado.



Si su análisis es HIV negativo...


¿Qué significa este resultado?
Significa que existen muchas posibilidades de que usted no
haya contraído la infección por HIV.
Es conveniente que este análisis se repita a los 4 meses, si
así le fue indicado.

¿Qué es el "Período Ventana"?
Es el tiempo (aproximadamente de 2 a 6 meses) que transcurre
desde que una persona se infecta hasta que el organismo crea
los anticuerpos para poder defenderse del HIV.

¿Cómo cuidarse?
Es importante siempre usar preservativo. Si mantiene
relaciones sexuales con una persona que vive con HIV
-cualquiera sea su sexo- deberá repetir el análisis cada 3
meses, sin olvidar el período ventana. Hasta que no haya
realizado el segundo análisis -si esto le fue indicado- no
permita que su sangre, semen o fluidos vaginales lleguen
a otras personas. No done sangre ni órganos.



Si su análisis es HIV positivo...

¿Qué significa esto?

El resultado positivo significa que se ha desarrollado el
virus en su cuerpo. Que tenga el virus del HIV no quiere
decir que desarrollará el SIDA y se enfermará.
Una persona puede estar infectada por el HIV y
conservar un estado saludable durante muchos años.
Lo fundamental para ello es respetar el tratamiento que
le fuera indicado.
Debería sugerirles a las personas que hayan tenido
contacto sexual o hayan compartido jeringas o agujas
con usted que consulten al hospital más cercano.
Si su pareja no tiene el HIV debe realizarse el análisis
cada 3 meses. Si ambos integrantes de la pareja tienen
el HIV, igual deben cuidarse, porque volver a infectarse
es perjudicial ya que incrementa la posibilidad de
enfermarse.
¿Qué hacer?
Consultar lo antes posible con un médico infectólogo para
que lo oriente.

¿Es posible tratar la enfermedad?
Sí. Hay tratamientos que, aunque no eliminan el virus,
tienden a detener su avance. Estos tratamientos han
progresado, logrando una mejor calidad de vida para las
personas que viven con HIV.



¿Qué pasa con las mujeres embarazadas?

Una mujer embarazada que tiene el virus del HIV puede
transmitir la enfermedad a su bebé. Esto puede suceder
durante el embarazo, en el momento del parto o por medio
de la leche materna. Es muy importante que la mujer
embarazada sepa si está infectada o no. El tratamiento precoz aumenta
muchísimo las posibilidades de no trasmitir el virus
al bebé. Consulte a su médico todo lo que necesite saber sobre
su embarazo y las alterantivas de tratamiento.